Chikungunya en incubación

En pleno auge del dengue en Venezuela, llega la chikungunya en forma de epidemia

Andrea Tineo y María Victoria Mier y Terán


La fiebre chikungunya es una enfermedad causada por el virus de chikungunya (CHIKV), caracterizada por fiebre alta, artralgias ─dolor de las articulaciones─, cefaleas, dolor de espalda y erupciones cutáneas en algunos casos. La infección se transmite por la picadura de mosquitos Aedes aegypti y Aedes albopictus ─ambos transmisores de dengue─. El período de incubación varía de tres a doce días y la duración de los síntomas oscila entre una y tres semanas.

El control de la diseminación de los virus transmitidos por mosquitos Aedes en América no ha sido muy exitoso. El dengue continúa causando estragos en varias regiones de Latinoamérica y especialmente en Venezuela, donde según el último boletín epidemiológico oficial del Ministerio del Poder Popular de la Salud se han registrado 75.020 casos en el país. Partiendo de que las políticas sanitarias venezolanas no han podido controlar el vector transmisor del dengue, se dificulta aún más que la epidemia de la chikungunya se pueda sobrellevar, o más bien dure poco en la región.

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De dónde viene

 La fiebre Chikungunya fue descrita por primera vez en 1952 en Tanzania en África del Este, desde ese brote, a partir de 2004 se han presentado epidemias en diversas partes del mundo: Asia, África e India. En  diciembre de 2013 la fiebre llegó a América, se confirmaron dos casos autóctonos en la isla de San Martín en El Caribe y luego se expandió por todo el continente. Según datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), 50% de la población de las Américas está aún en riesgo de contraer enfermedades transmitidas por pequeños insectos, entre ellas, el dengue y la chikungunya.

Chikungunya

Uno de los casos más alarmantes de América Latina es República Dominicana, que según la OPS, desde que comenzó la epidemia ha registrado casi medio millón de casos sospechosos, lo que quiere decir que representa más de la mitad de los 874.745 registrados en todo el continente.

Las islas del Caribe como Guadalupe, Haití y Martinica suceden a República Dominicana con más de 60 mil casos sospechosos cada una. Colombia también se encuentra entre los países afectados, con 22 mil casos. Por otro lado, en la región, Bolivia, Perú y Ecuador son territorios libres de chikungunya hasta ahora.

Brasil, según el último boletín epidemiológico de la OPS ha acumulado tan solo 173 casos confirmados de chikungunya, pero el mismo país tiene la cifra más preocupante de dengue en la región, más de medio millón de casos. A Brasil le sigue Colombia con casi 90 mil casos.

El caso venezolano

En junio de este año, el Ministerio de Salud confirmó los primeros casos importados de Chikungunya en el país. Ambos provenientes de República Dominicana, según informó Jesús Toro Landaeta, director general de Salud Ambiental. Luego de la confirmación del segundo caso, el Ministerio informó que realizó una fumigación en la zona y alrededores donde reside la persona.

Desde entonces, el Ministerio de Salud reforzó el cerco epidemiológico que mantiene en los aeropuertos y puertos de todo el país para detectar pasajeros que puedan estar infectados con el virus chikungunya. El coordinador de Epidemiología del estado Vargas, Julio Pacheco, explicó que por la circulación del referido virus en la cercanía de Venezuela las autoridades se mantienen en alerta y cumpliendo con todas las medidas sanitarias establecidas en los protocolos, a fin de evitar una posible epidemia.  «Cada vuelo proveniente de las islas del Caribe es monitoreado. Generalmente se pregunta cómo está el estado de todos los pasajeros, aparte se les hace un interrogatorio antes del desembarco y se les pide que llenen un cuestionario», dijo Pacheco.

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 Julio Castro, infectólogo de la Policlínica Metropolitana, profesor del Instituto de Medicina Tropical de la UCV y director de Salud del municipio Sucre afirmó que la entrada del virus a cualquier país es inevitable, la única manera de tener el control de la frontera es cerrarla. El único control real que se tiene ante una posible epidemia es el control vectorial, es decir, de la cantidad de mosquitos que pueden transmitir los virus del dengue y la chikungunya.

 A pesar de que el gobierno venezolano tomó ciertas medidas para evitar el brote del virus en el país, si aún no se ha podido controlar la incidencia del dengue, la del chikungunya ─que es un virus desconocido para el sistema inmune de los latinos─ es aún más difícil, por lo que la epidemia no tardó en expandirse por todo el país.

La situación venezolana es compleja, según el último boletín de la OPS, Venezuela cuenta con 7 mil casos sospechosos de chikungunya y más de 70 mil de dengue, pero el vicepresidente para el Desarrollo Social y Misiones, Héctor Rodríguez dos semanas después de decretar 9 mil casos, informó el 17 de noviembre que se reportan más de 22 mil casos del virus de chikungunya y más de 78 mil de dengue.

 

 

Ana Carvajal, infectóloga y miembro de la Red de Sociedades Científicas y Médicas Venezolanas afirmó que el ministerio solo toma en cuenta los casos confirmados, lo que apunta a que en el país hay más casos que los que reporta la OPS.

 Julio Castro resaltó que si en dos semanas la cantidad de casos de Chikungunya se duplicó, la epidemia está fuera de control. Además, acotó que las pruebas del Instituto Nacional de Higiene no serán suficientes para todos los casos, “no tiene sentido hacerle pruebas a todo el mundo cuando ya la enfermedad se ha vuelto una epidemia. Las pruebas son necesarias cuando se desconoce la presencia del virus o los casos son muy específicos. La prueba no va a cambiar nada”.

En septiembre murieron ocho pacientes en el Hospital Central de Maracay que presentaban un cuadro de fiebre hemorrágica. Lo mismo sucedió en Caracas con dos casos provenientes de los Valles del Tuy y otros dos en el estado Vargas. Castro indicó que la mortalidad de la enfermedad es 1 por cada 1.000. Lo que quiere decir que para que fallecieran ocho personas por chikungunya, al menos 8.000 debieron contraer el virus.

 

 

 

El virus, el vector y el ambiente

La cantidad de muertes que se han suscitado en pocos meses en Venezuela indican que el ascenso de casos de enfermos de chikungunya es y seguirá siendo sostenido. Para Castro, el problema radica en que no se tiene control del vector transmisor, pues el índice aédico ─presencia de vectores en hogares inspeccionados─ de septiembre se ubicó en 25,25%, y según la Organización Mundial para la Salud se puede hablar de epidemia cuando el índice es mayor al 1% en una región. Lo que quiere decir que, de los casi 30 millones de habitantes de Venezuela, no menos del 70% vive en áreas de alta densidad del mosquito Aedes.

Por otra parte, el presidente Nicolás Maduro no ha admitido la gravedad de la epidemia, y ante los hechos del Hospital de Maracay alegó que se trata de una “guerra bacteriológica” propiciada por la oposición.

Venezuela posee las características propias de un tipo de clima tropical que en los últimos meses se ha manifestado con temperaturas mayores a los 18 grados centígrados y  un alto nivel de humedad por el período de lluvias iniciado en mayo y que se prevé terminará en noviembre. Estos factores proporcionan condiciones favorables para que aumente la reproducción de mosquitos que rápidamente se convierten en potenciales vectores de enfermedades.

La Hidrológica de Venezuela (Hidroven) es la casa matriz del Agua Potable encargada de desarrollar políticas y programas en materia de abastecimiento de agua potable, recolección, tratamiento de aguas servidas y drenajes urbanos. Actualmente se encuentra ligada al Ministerio de Vivienda, Hábitat y Ecosocialismo desde que el Ministerio de Ambiente fue eliminado por decreto presidencial en septiembre de este año después de registrar descensos en su asignación de recursos desde 2012.

En mayo de este año, Hidroven inició un programa de racionamiento de agua en  varios estados del país. Según el director de la filial Hidrocapital, Ernesto Paiva, la medida era una manera de garantizar la distribución equitativa del servicio de agua potable a propósito de la sequía que para el momento registraban los informes meteorológicos,  además de servir como una forma de “concientizar a la población sobre el uso del agua”. Sin embargo, a pesar de las lluvias, el programa se mantiene en la mayoría de los estados.

En cuanto a las aguas servidas, la ingeniero ambiental, Silvana Peñuela declaró en una entrevista de Noticias24 que solo 22% de las aguas servidas son tratadas con el procedimiento establecido por la OMS para determinar si reúnen las características para su consumo, mientras que el resto no pasa por tratamiento alguno y desemboca en playas y ríos. “El agua debe cumplir una serie de parámetros en cuanto al olor, color, sabor, turbiedad y cantidad de sólidos para que sea potable y pueda ser consumida”,  enfatizó.

 Además de los factores ambientales, se suma otra dificultad, una vez que una persona contrae el virus a causa de los factores anteriormente descritos, se enfrenta con que actualmente no existe ningún antivírico específico para tratar la enfermedad. El tratamiento disponible consiste en aliviar los dolores en las articulaciones con la ingesta de acetaminofén, ya que además no existe ni hay comercializada ninguna vacuna. Al contrario, para el dengue ya se creó una vacuna que posiblemente estará disponible el próximo año en Colombia, según Castro.

Chikungunya

Desde el mes de septiembre el Gobierno Nacional ejecuta el Plan contra el dengue y la chikungunya, una iniciativa en la que el Ministerio del Poder Popular para la Salud organiza jornadas de fumigación y campañas de información sobre estas enfermedades. En el marco de estas actividades, la Ministra de Salud, Nancy Pérez Sierra anunció durante una cadena nacional que el ejecutivo repartiría 428.000 tabletas de acetaminofén en hospitales y programas de Centro de Diagnóstico Integral (CDI) y Barrio Adentro, ya que organizaciones como la Federación Farmacéutica Venezolana denunciaron la escasez de acetaminofén, anticonceptivos e hipertensivos, además de ubicar la escasez en 60% por fallas en la asignación de divisas a este sector.

 

En promedio el lote alcanzaría para unas 20.000 personas, a quienes se les receta una tableta cada seis horas. En este mismo sentido, el presidente Nicolás Maduro anunció, durante una reunión del Consejo de Vicepresidentes, la aprobación de recursos para que “reaparezca el acetaminofén y otros medicamentos” que escasean en el país a causa de “la guerra económica y bacteriológica promovida por el imperio”.

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Los mitos

En torno a la epidemia de la chikungunya, los factores que propician la reproducción del vector y el propio desconocimiento inmune de la enfermedad, se han generado una serie de remedios caseros o réplicas de las costumbres que los venezolanos han adoptado para los casos de dengue a modo de mitos de sanación.

El más común de los remedios caseros es el llamado té de hojas de mango, pimienta dulce y canela; también la ingesta de agua de coco y la sopa de patas de pollo ─altamente recomendada en los casos de dengue─. Si bien son líquidos que hidratan en cantidades mayores que el agua por sí sola porque reponen electrolitos, no se ha comprobado científicamente su efectividad. Estos preparados, si no mejoran la respuesta inmune, al menos son agradables, reconfortantes y concilian al enfermo con el mundo que lo rodea.

El consumo de vitaminas del complejo B, ya sean de uso oral o inyectable también se ha vuelto una moda. Castro afirmó que hay muy pocos estudios sobre los efectos de la vitamina B en los casos de dengue y chikungunya, no son muy profundos. Considera que la utilización de este polivitamínico está más asociada a la creencia de que el olor de la vitamina espanta a los mosquitos. El infectólogo desmiente esta afirmación, puesto que la verdad es que la picada del mosquito está relacionada con otros factores como el olor corporal, el sudor, la existencia de micronutrientes y otras variables que aún no han sido confirmadas con exactitud por los médicos.

El consumo permanente de acetaminofén o paracetamol tampoco es recomendable, pues su efectividad se limita solo a la fase inicial de la enfermedad, cuando se presenta fiebre y dolores musculares. El acetaminofén no pretende ni sirve para curar la enfermedad, pero si bien para atenuar los dolores.

 

 Lo que hay y lo que viene

En Brasil, desde principios de este año, la empresa británica Oxitec comenzó a experimentar con la modificación genética de mosquitos. La técnica consiste en alterar el sexo del mosquito hasta convertirlo en macho, reduciendo de esta manera la producción de huevos producida por el mosquito hembra, ya que estos mueren antes de llegar a la fase adulta. De aprobarse para su comercialización, puede ayudar a combatir el dengue y el virus de la chikungunya.

Estudios realizados en el estado de Bahía con la liberación de estos mosquitos transgénicos mostraron una reducción de más de 90% de la población salvaje en las zonas en las que fueron empleados los insectos.

Para Castro esta técnica tiene bastante sentido biológico. “Hay que probarlo pero tiene toda la lógica. Esa modificación genética hace que todos los mosquitos se conviertan en macho o que no lleguen a adultos en algunos casos. Otra cosa que han hecho en otros países es liberar a unas moscas que en su ciclo de desarrollo comen larvas y mosquitos”.

Sin embargo, considera que es difícil saber si la liberación de esos mosquitos en la selva amazónica beneficiaría a Venezuela. “Habría que preguntarle a un entomólogo, no es mi área, pero creo que no. Esos mosquitos no vuelan mucho”.

Países centroamericanos como Panamá, Guatemala, Costa Rica u Honduras constituyen un ejemplo para Venezuela, puesto que son países con políticas sanitarias muy pobres, pero tienen el vector completamente controlado. Los casos de Chikungunya en esos países son escasos: 21, 49, 16 y 9 respectivamente; lo que indica que en relación contraria a países suramericanos como Venezuela, Colombia, Brasil o Nicaragua la enfermedad no se ha expandido.

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Para Castro, una de las formas de erradicar el dengue y la chikungunya es con una campaña educativa orientada a la eliminación de los criaderos en zonas residenciales: “hay que enseñarle a la gente a eliminar las acumulaciones de agua”. Sin embargo, es difícil modificar las costumbres de personas que depositan agua en vertederos ante un panorama de racionamiento que varía entre dos y hasta tres días por semana.

A pesar de que el Plan contra el dengue y la chikungunya comprende jornadas de fumigación que hasta ahora se han realizado en su mayoría en Caracas, esto no constituye una solución a la epidemia según Castro, ya que este procedimiento elimina solo al mosquito adulto que vive generalmente de dos a tres semanas. “Cada uno de los mosquitos adultos pone 300 huevos en tres semanas y no tiene sentido matar a un mosquito que ya ha producido esa cantidad de huevos”.

Una solución viable según el investigador es el uso de abate, un proceso mediante el cual se aplica un insecticida granulado que mata las larvas que se encuentran en los recipientes de agua sin que esta se convierta en tóxica para el consumidor. Además recomienda eliminar cauchos y botellas, ya que son lugares donde el mosquito suele poner sus huevos. Esta sustancia es importada, por ello también depende de la asignación de divisas por parte del gobierno para traer el insumo y hacerle frente a la crisis.

 

La aproximación que se puede hacer con base en el desarrollo de la enfermedad en el Océano Índico y en África es que el promedio de duración de la epidemia va desde 20 hasta 60 semanas. Castro considera que en Venezuela va a durar cerca de un año, es decir unas 50 semanas. No obstante, explicó que “es difícil pronosticar si después de eso se van a encontrar más casos. Al controlar el Aedes disminuye la incidencia de la enfermedad.”

La epidemia de chikungunya en pleno auge del dengue es, sin duda, una prueba de que en Venezuela no se ha logrado controlar el vector. Alcanzar ese objetivo depende de una sinergia ciudadana y gubernamental: es fundamental resolver el problema de las aguas servidas y los racionamientos, educar a los ciudadanos sobre los criaderos de mosquitos, el uso de repelentes y principalmente establecer políticas sostenidas de prevención y combate contra las enfermedades transmitidas por Aedes e inclusive la malaria, que debería estar completamente erradicada.

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